A menos de una semana para la histórica sesión en la que el Senado de la Nación votará la media sanción de la Cámara de Diputados sobre el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo pareciera que las cartas están echadas en favor de quienes rechazan el texto aprobado en la Cámara baja, aunque la partida no terminó.

Cuando ya están hechas públicas las posiciones de casi la totalidad de los Senadores, con la excepción del tucumano Alperovich y el santafesino Perotti, y sin haber dictámenes para debatir en el recinto, todo pasa por la votación de la media sanción remitida por Diputados, y al respecto ya hay 36 legisladores que adelantaron su rechazo al Proyecto.

Pero en línea con lo que venimos exponiendo en los diversos textos en los que hemos abordado esta realidad, tanto geográfica como partidariamente, resulta interesante avanzar en un análisis actualizado de la misma, y sumar la comparación entre lo que ocurriría en el Senado de la Nación respecto a lo ocurrido casi dos meses atrás en la Cámara de Diputados, puesto que la realidad es dispar.

Al cruzar el análisis por provincia vemos que el comportamiento es bastante similar a lo que ocurrió en Diputados, con algunas pocas excepciones. La ciudad de Buenos Aires, que pasa de verde a celeste, y Chaco, Chubut y Córdoba que realizan el camino inverso, la cuestión es que al cambiar el principio de representatividad, que ya no es en relación a la población sino en forma igualitaria para todas las provincias y C.A.B.A., 3 legisladores por cada una, el peso de los votos de cada Distrito cobran otra importancia.

La apertura por los votos de cada Distrito es la siguiente:

Cámara de Diputados

1

 

Cámara de Senadores

2

Pero sin embargo el peso de los Distritos en la construcción de las mayorías difiere mucho.

Cámara de Diputados

 

Cámara de Senadores

No hay ningún Distrito ni región que pueda ‘imponer’ su opinión en la Cámara de Senadores, y es sumamente similar el grado de influencia de cada Distrito en el total de los votos, puesto que, dado los guarismos que se tienen, debería haber un cambio de bando masivo.

Ahora bien, visto esto, cabe analizar si la misma situación se observa al interior de los bloques partidarios.

Cámara de Diputados

7

 

Cámara de Senadores

8

Y en este caso sí vemos un cambio sustancial, y es cómo se dispara el voto en negativo en el caso de la oficialista coalición Cambiemos, paradójicamente la que impulsó el debate legislativo. Luego de más de una década en la que los que hoy masivamente apoyan el proyecto, lo negaron.

La composición de las posiciones es la siguiente:

Cámara de Diputados

 

Cámara de Senadores

Se ve, entonces, que Cambiemos es determinante a la hora del rechazo de la media sanción, puesto que el 50% del voto negativo se constituye de votos oficialistas, veamos entonces qué ocurre al interior del bloque de la primera minoría en cada una de las cámaras legislativas.

Cámara de Diputados

 

Cámara de Senadores

Y aquí llegamos al meollo de la cuestión, que es la falta de alineamiento en el accionar de los Diputados y los Senadores de la Unión Cívica Radical. Mientras que en la Cámara Baja el aporte del Radicalismo fue fundamental para la media sanción del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, el aporte en la Cámara de Senadores es determinante para el rechazo.

El Radicalismo es el Partido que más variaría su accionar entre la Cámara Baja y la Cámara Alta, y este cambio es en pos del rechazo del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Es entonces el Radicalismo quien puede tener un as en la manga para que, aunque las cartas estén echadas, cambie el juego que se juega. Para ello, tal como dijera el vicepresidente de la Honorable Convención Nacional Agustín Campero, bastaría con ser lo que presumen, bastaría con ser radicales.

Decía Moisés Lebensonn que ‘El Radicalismo no es una etiqueta que se coloca sobre un hombre como sobre un frasco en una droguería. Es un contenido. Quien no alienta pasión de justicia y a su influjo gobierna su vida, no es radical por más que así se titule y por alta que sea su ubicación en el escalafón partidario. Radicalismo no es una mera adscripción a un partido. Cual la democracia, es una norma de conducta, un estilo de vida.’, y he ahí la diferencia. Los legisladores que anunciaron que votarán en contra de la media sanción de la IVE no son radicales, apenas son Senadores electos en nombre de la Unión Cívica Radical.

La Mesa Directiva de la Convención Nacional se pronunció respecto a este tema afirmando que ‘resuelve declararse a favor del proyecto de ley ingresado en la Cámara de Diputados de la Nación que legisla el acceso al derecho a interrumpir un embarazo de hasta catorce semanas de gestación […] puesto que la Unión Cívica Radical ha dado numerosos debates sobre el tema, respetando la libertad de pensamiento y conciencia de los afiliados y adherentes, y destacando la necesidad de resolver las cuestiones circunscriptas a la salud pública desde una óptica sanitaria y no desde los límites de la lectura estrictamente jurídica o confesional’.

La Carta Orgánica Nacional del Radicalismo afirma en su artículo 29 que ‘Todos los candidatos a representaciones públicas deberán presentar, antes de ser proclamados, una declaración suscripta de su puño y letra, por la cual reconocen y expresan:

  • que el cargo que ocuparán pertenece a la Unión Cívica Radical;
  • que se comprometen a observar, cumplir e impulsar la Profesión de Fe Doctrinaria, las Bases de Acción Política y el Programa de Gobierno aprobados por el Partido.’

Y cuando uno ve la plataforma de Cambiemos, coalición de la cual estos legisladores forman parte, enuncia que uno de sus objetivos en la temática de salud, es ‘ampliar el acceso equitativo a servicios de salud integrales’.

En consecuencia aquellos que con su accionar votan en contra del proyecto aprobado en la Cámara de Diputados violan, por duplicado, la Carta Orgánica partidaria. En primer lugar porque están condenando a la clandestinidad y la precariedad en salud a aquellos que no tienen disponibilidad económica, lo cual incurre, indubitablemente, en una inequidad absoluta. Por otro lado, si los cargos son del Partido y no de las personas, y el Partido se pronunció en favor de la aprobación del proyecto en debate, las personas que votan en contrario violan el epígrafe 1 del artículo 29.

¿Tendrá coraje la Unión Cívica Radical de sancionar a quienes no siguen los lineamientos que dice defender? ¿Qué les dirán a los miles y miles de ciudadanos que manifestarán frente a las puertas del Congreso de la Nación? ¿Qué les dirán a los miles y miles de ciudadanos que se manifiestan en cada plaza del país pidiendo Aborto libre, seguro y gratuito ya?

Afirma la Unión Cívica Radical en su Profesión de Fe Doctrinaria que ‘El Radicalismo cree que sólo una cruzada de honda pulsación humana por la liberación del hombre contra todas las formas degradantes del imperialismo y del absolutismo en todos sus aspectos, podrá salvar al hombre en su grave crisis’. Hoy tiene la posibilidad de accionar en contra del absolutismo religioso que entiende el mundo tan sólo desde su cosmovisión, sin entender criterios diferentes que los que defiende. No se puede amparar que los legisladores del radicalismo voten de acuerdo a sus convicciones personales, deben votar en función de las convicciones del Partido, y las convicciones de este momento de la Unión Cívica Radical son el apoyo a la media sanción del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

En sus Bases de Acción Política afirma el Partido que busca ‘sostener sistemas electorales que representen la voluntad del ciudadano y eviten la fragmentación de los partidos. Propiciar la derogación de la Ley de Lemas donde haya sido establecido y oponerse a futuras sanciones’, pero lo que genera con la ‘libertad de conciencia’ es atentar contra la propia razón de ser de los partidos políticos. En estas circunstancias, la tan mentada ‘libertad de conciencia’ se parece más a una forma de no hacerse cargo de la decisión histórica que se debe asumir como ‘corriente histórica de la emancipación del pueblo argentino, de la auténtica realización de su vida plena en el cultivo de los bienes morales y en la profesión de los grandes ideales surgidos de su entraña’. Los legisladores no son representantes propios, por lo tanto no pueden ni deben votar de acuerdo a su conciencia. Son representantes de un partido político y deben defender y votar de acuerdo a los valores que defiende dicho Partido. Y están claros cuáles son los que dice defender la Unión Cívica Radical.

Con un accionar diferente a lo establecido, el Radicalismo no hace más que ir contra las ideas que propugna.

Hoy el Radicalismo está garantizando la clandestinidad de los abortos en la República Argentina y lo hace al amparo de la Iglesia Católica. Justo el Radicalismo, que ha hecho de la laicidad una bandera, tiene en su manga un as que puede hacer que cambie la partida.

Si los Senadores Nacionales Radicales que fueron electos de sus entrañas votan en función de la corriente de opinión mayoritaria en el Partido, la historia puede ser otra. Si al menos se abstienen, pueden garantizar que más argentinos tengan más derechos. El Radicalismo lo hizo con el voto secreto y obligatorio, lo hizo con el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, lo hizo con la Ley de Medicamentos, más cerca en el tiempo lo hizo con la Ley de Divorcio y la Patria Potestad compartida… hoy tiene la responsabilidad y la obligación con la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, para que como decía Raúl Alfonsín se pueda ‘promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad’ de poder decidir libremente sin tener que esconderse en la clandestinidad.

#QueSeaLey

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Publicado en MDZOL, Mendoza.
https://www.mdzol.com/opinion/807962-las-cartas-estan-echadas/